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Diario YA


 

Editorial: "Ultraliberalismo"

Andan los liberalotes dando palmas con las orejas, porque la principal conclusión de la reciente Cumbre de Washington ha sido, dicen ellos, que el mercado tiene que seguir actuando por sí solo, sin que el Estado tenga otra función que la de simple comparsa o espectador de lujo. “Porque la prosperidad sólo es posible desde la economía de mercado”, dicen. Y se quedan tan panchos, además.

En efecto: la prosperidad de los ricos y las clases pudientes sólo es posible desde una liberalización total de los mercados, con la menor cantidad de trabas posibles. Pero, por suerte o por desgracia, la sociedad no la componen sólo las clases privilegiadas, sino también los pobres, los trabajadores no cualificados, los pensionistas, las viudas sin derecho a la no contributiva o los parados. Que quizá no cuenten mucho, pero existen.

Lo único que la Humanidad esperaba de la pomposa reunión del pasado fin de semana es que los líderes mundiales fueran capaces de rediseñar política y económicamente el planeta, acabar con los terribles desequilibrios existentes, asegurar la dignidad de las personas de todo el mundo, dotar de medios y de poder suficiente a instituciones como el FMI o el Banco Mundial para que haya riqueza y bienestar para todos. Pero no.

Ya vemos que la Cumbre tenía desde el principio otros objetivos. Los ricos, que son los que mueven los hilos de la política internacional, no querían acabar con la crisis sino asegurar que la crisis no les tocase a ellos, que es otra cosa. No se buscó una vida mejor para las clases medias, no se pretendía sacar la cara por quienes no pueden pagar ni una barra de pan al día. Hay una parte del mundo que no interesa.

Y ahora, cuando la Cumbre ha terminado y resuenan los ecos del ultraliberalismo atroz que sus participantes han ratificado (incluidos los aparentemente “de izquierdas”), en España algunos se felicitan mucho porque el sistema no va a cambiar en lo sustancial. Es decir, que los ricos van a poder seguir siendo ricos, aunque sea a costa de que los pobres se sigan muriendo de hambre y de frío. Un negocio tan redondo como el planeta.

Martes, 18 de noviembre de 2008.

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