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Diario YA


 

Las trampas del lenguaje

Pilar Muñoz. 19 de noviembre.
 
La distinción fundamental, única e imprescindible que nos separa definitivamente del eslabón animal es el lenguaje, indicador de una capacidad cortical superior y una vía que permite al ser humano elevarse por encima de su propia finitud y existencia. La palabra designa conceptos, significados que por conveniencia colectiva hemos convenido en una formación grafofonética determinada, según idiomas.

Cuando el uso del lenguaje deteriora su significado deja de tener el uso y utilidad para el que fue concebido. Es precisamente ese desgaste semántico, y no fonético, el que peores consecuencias sociales y personales puede acarrear al individuo que se comunica y relaciona desde esa posición semántica. La comunicación entre lo cortical, el pensamiento, y lo emocional, lo límbico, es una realidad en el ser humano. En ocasiones se elabora y fabrica un lenguaje vacío de contenido o con uno significativamente contrario, o en el peor de los casos contradictorio. Este hecho supone una conducta humana errónea, además de un sufrimiento individual y colectivo intenso. Es como si la palabra dejase de referirse al significado para el que tradicionalmente se había creado, y albergase tantos significados como humanos procesando el lenguaje.

Cuanta mayor abstracción posee el término, más susceptible de trampa o equívoco entraña. Veamos algunas palabras llave y clave para el funcionamiento adecuado del individuo en su colectivo: Riqueza, es el bienestar material, la posesión de bienes, los cuales sirven y están concebidos para dar vida, es decir, para que fluyan, no para que sean detenidos y manipulados en estanques pequeños; de este modo, pasaría de riqueza a Codicia.  A partir de la trampa de malinterpretar el primer concepto, se enlazan una serie de términos que no responden a la realidad social, sino a la particular intención del hablante: La riqueza retenida por un puñado de políticos les lleva a ser codiciosos, acumulando bienes que nada redundan en el beneficio del grupo, sino en el suyo propio. La acumulación de bienes genera Ambición y exclusivismo.

Los grupos minoritarios separatistas utilizan estas trampas sintácticas para contravenir lo establecido en la semántica. Así, un coche exclusivo y “tuneado”, no es codicia ni ambición, sino “necesidad” para servir al grupo. Detalle tramposo que la mayoría de oyentes no pueden, ni muchos quieren reparar en ello. La subida de sueldos de diputados, alcaldes y demás figuras de poder lo transforman en necesidad y pertinencia para mejor disponibilidad y ayuda a sus ingentes tareas en pro de sus votantes. La realidad semántica es otra muy distinta, sólo se trata de ambición desmedida y actitud libidinosa al poder.

El concepto de riqueza lo han empleado y se han empleado a fondo en asociarlo a un puñado de nobles y terratenientes, con lo cual, el hombre y mujer de base, tiene una emotividad negativa o crispada ante tal término. Craso error, riqueza es lo mejor y más bueno que el hombre puede tener para vivir y paladear lo bueno que existe en este mundo. La naturaleza y la tierra se someten para su propio bienestar. Ahora bien, cuando la riqueza no da vida, se convierte en trampa mortal para el que la retine y para el que no puede disponer de ella para vivir. La riqueza no es de nobles o conservadores, la riqueza es bienestar material, y eso es privativo del hombre.

Otro de los términos confusos y perversamente confundidos es el de Servir, entendido como la actitud solidaria, generosa y entregada al bienestar del otro o los otros. Es una actitud humana y más propia del espíritu que de la razón. Pues bien, el servicio se ha convertido en Dominio. Si servimos nos situamos en un plano de humildad, y por lo tanto de ser prescindibles, mientras que si dominamos, nos convertimos en manipuladores del grupo, con aviesas intenciones, particulares, individuales y de bienestar propio.

Los medios de comunicación más exitosos y poderosos de España utilizan el concepto sintáctico de servicio informativo al ciudadano, pero en realidad lo que hacen es dominar la información; reteniendo aquella que no le es propicia para seguir perpetuándose en el poder, o secuestrando y marginando otros medios que se oponen frontalmente a sus trasfondo semánticos (emisoras de COPE cerradas en Cataluña). Mientras tanto seguimos utilizando las trampas del lenguaje, y confundiendo y aturdiendo al ciudadano de base.

No estamos sordos, pero no llegan las palabras con el sentido pleno que tienen. La triada de funcionamiento del ser humano se establece desde el PENSAR, SENTIR Y ACTUAR. Si la entrada informacional al pensamiento es falsa, el sentir está distorcido y el actuar es un despropósito. Para limpiar nuestros sistemas sensoriales hemos de estar alertas y vigilantes a aquellas trampas que nos proponen desde el lenguaje. 

 

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